ACOGER LA REALIDAD TAL CUAL ES

Uno de los puntos clave para no sufrir es ACOGER la Realidad tal cual está siendo en cada instante, independientemente de que te guste o no. Y no porque la que surja sea la mejor que puede haber sino simplemente porque es la que está Aquí y Ahora. Porque es la que estás respirando. Porque es lo que está sucediendo en el Presente y no lo que nos gustaría que sucediera o lo que nos han dicho que tiene que suceder.

Y este acoger, abrazar, aceptar, «fluir con», amar, que tanto se repite, sólo puede integrarse a través de la propia experiencia. Como todo.

Si quieres conocimiento, acumula.
Si quieres sabiduría, vacíate.

¿Vaciarse de qué? De todas las ideas, creencias, opiniones, que tiene tu mente sobre CÓMO deberían ser las cosas. Sobre cómo deberías ser tú y los demás.
¿Por qué? Porque ninguna de ellas te dice la verdad sobre la Vida. Porque la Vida SÓLO late Aquí y Ahora. No mañana ni ayer. Y si sólo nace y muere en cada instante, en cada respiración, de manera espontánea, ¿qué puedes saber de Ella?

Lo que CREEMOS que sabemos es conocimiento que habita en el pasado. Lo que crees que conoces de ti no eres tú porque TÚ sólo EXISTES AHORA. Porque no eres algo estático, inamovible, fijo. Porque quien eras ayer no es quien eres hoy.

Cuando te miras, ¿VES lo que eres o ves la cantidad de etiquetas que te has colgado y te cuelgas? ¿Y cuando miras a los otros y a la Vida?

La sabiduría no puede transmitirse con palabras. No eres sabia por leer o escribir mucho, por memorizar mucho. Eres Sabia por Ver más allá de la apariencia. Por Comprender que «sólo sé que no sé nada». Por SER ejemplo de esa Comprensión que no es intelectual sino experiencial vital.

Todo lo que está tiene derecho a estar. Y si quieres tener esa paz interior que todos anhelamos, es necesaria una MIRADA amorosa hacia lo que ESTÁ. Ya sea dentro o fuera de ti. Ya sea en ti o en los demás.

Y es en esa mirada ausente de juicios donde habita la sanación. Donde se produce la transformación. Donde el dolor se baña de compasión. Y donde lo que está roto brilla con la Luz del Amor.

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